Podremos, dame la mano.

Olvidemoslo todo y empecemos de cero. Que nadie nunca me ha cuidado y entendido como tú. Y seguramente nunca nadie lo haga. No quiero perder la razón, pero sé que tú no me vas a llamar, sé que no vas a estar. Pero es tan fácil pensar que cierta tarde tonta nos podremos cruzar...Puede que no te vuelva a ver. Quizás entonces pueda hacer otra tarde gris, y tengamos que refugiarnos juntos de la lluvia. Quizás ahí vuelvas a entender que te quiero, y que nunca he dejado de hacerlo. 

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