Necesitar a alguien como el respirar. Que tan solo un minuto sin hablar con esa persona te destroce por dentro... Te carcoma. Su tristeza es tu tristeza. Su alegría, tu alegría. Su ausencia, tu muerte. No poder dejar de pensar en él, en qué pensará, en qué estará haciendo... Eso te roba el aire, te envenena. Es la droga más adictiva, y no poder consumirla te quema la sangre. Como una inyección de alcohol puro. A cada día que pasa, se abre una nueva herida. A cada cual más grande. A cada cual más dolorosa. Sólo una palabra suya, puede detener la pena. Solo una caricia, puede hacerte sonreír. Porque él es todo, y tú la nada. Y sólo juntos podéis subsistir.