Risto Mejide.

Cuando sepas de mí, tú disimula. No les cuentes que me conociste, ni que estuvimos juntos, no les expliques lo que yo fui para ti, ni lo que habríamos sido de no ser por los dos. Primero, porque jamás te creerían. Pensarán que exageras, que se te fue la mano con la medicación, que nada ni nadie pudo haber sido tan verdad ni tan cierto. Te tomarán por loca, se reirán de tu pena y te empujarán a seguir, que es la forma que tienen los demás de hacernos olvidar.
Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal.
Qué sabrán ellos de tu alegría. Yo, que la he tenido entre mis manos y que la pude tutear como quien tutea a la felicidad, quizás. Pero ellos... nah.
A lo que iba.
Nadie puede imaginar lo que sentirás cuando sepas de mí. Nadie puede ni debe, hazme caso. Sentirás el dolor de esa ecuación que creímos resuelta, por ser incapaz de despejarla hasta el final. Sentirás el incordio de esa pregunta que jamás supo cerrar su signo de interrogación. Sentirás un qué hubiera pasado si. Y sobre todo, sentirás que algo entre nosotros continuó creciendo incluso cuando nos separamos. Un algo tan grande como el vacío que dejamos al volver a ser dos. Un algo tan pequeño como el espacio que un sí le acaba siempre cediendo a un no.
Pero tú aguanta. Resiste. Hazte el favor. Háznoslo a los dos. Que no se te note. Que nadie descubra esos ojos tuyos subrayados con agua y sal.
Eso sí, cuando sepas de mí, intenta no dar portazo a mis recuerdos. Piensa que llevarán días, meses o puede que incluso años vagando y mendigando por ahí, abrazándose a cualquier excusa para poder pronunciarse, a la espera de que alguien los acogiese, los escuchase y les diese calor. Son aquellos recuerdos que fabricamos juntos, con las mismas manos con las que construimos un futuro que jamás fue, son esas anécdotas estúpidas que sólo nos hacen gracia a ti y a mí, escritas en un idioma que ya nadie practica, otra lengua muerta a manos de un paladar exquisito.
Dales cobijo. Préstales algo, cualquier cosa, aunque sólo sea tu atención.
Porque si algún día sabes de mí, eso significará muchas cosas. La primera, que por mucho que lo intenté, no me pude ir tan lejos de ti como yo quería. La segunda, que por mucho que lo deseaste, tú tampoco pudiste quedarte tan cerca de donde alguna vez fuimos feliz. Sí, feliz. La tercera, que tu mundo y el mío siguen con pronóstico estable dentro de la gravedad. Y la cuarta, -por hacer la lista finita-, que cualquier resta es en realidad una suma disfrazada de cero, una vuelta a cualquier sitio menos al lugar del que se partió.
Nada de todo esto debería turbar ni alterar tu existencia el día que sepas de mí. Nada de todo esto debería dejarte mal. Piensa que tú y yo pudimos con todo. Piensa que todo se pudo y todo se tuvo, hasta el final.
A partir de ahora, tú tranquila, que yo estaré bien. Me conformo con que algún día sepas de mí, me conformo con que alguien vuelva a morderte de alegría, me basta con saber que algún día mi nombre volverá a rozar tus oídos y a entornar tus labios. Esos que ahora abres ante cualquiera que cuente cosas sobre mí.
Por eso, cuando sepas de mí, no seas tonta y disimula.
Haz ver que me olvidas.
Y me acabarás olvidando.
De verdad.

Kilogramos, (F)

     El peso, el número que indica la balanza, o el que los ojos ajenos ven, es algo que a muchas personas nos ronda la cabeza. La base de la hermosura y la belleza es la simetría, pero hay factores que cambian con las épocas.


     Hace cincuenta años, el modelo de mujer perfecta era bien distinto al que concebimos ahora: mujeres fuertes, de cabellos oscuros, y tez blanca. Sin artificios, con curvas, sencillas. Ahora, la industria de la moda y estética quiere ahorrar en telas y maquillajes de un solo uso, e intentan que las mujeres tengamos la menor cantidad de piel a cubrir posible. Esto se impone en los altos mundos económicos en los que no me quiero meter, pero lo voy a hacer. Las modelos talla 32 que tiemblan encima de las pasarelas y preocupan a los espectadores por su resistencia a cada paso, no son más que otras víctimas más de lo que llamamos "atractivo". No entiendo porque exigen una talla 32 en grandes pasarelas, si después utilizan Photoshop para aumentar una o dos tallas a las mujeres fotografiadas. ¿Será para difuminar los huesos que arañan desde el interior la desnutrida piel de las mujeres? ¿O para evitar las críticas de una sociedad cansada de marionetismo?


     Actualmente, para ser ejemplo a nivel mundial,  tienes que actuar como una marioneta cuyos hilos mueven a su gusto magnates de los negocios, fortunas sin nombre, bien guardadas y aún mejor gastadas.


     Pero el reflejo de toda esta delgadez extrema, tiene lugar en el día a día de mujeres acomplejadas por su cuerpo gracias a la publicidad. No voy a ser tópica y criticar las enfermedades múltiples que se agravan debido a la fama impuesta de la delgadez, las conozco perfectamente, y seguro que vosotros también. Pero es un dato comprobado que el número de enfermas de anorexia y bulimia en esta época es mucho más alto que en anteriores. Aunque claro, los de arriba, los que manejan, se escudan en que no hay pruebas que indiquen que es producto del modelo de belleza de la época.


     Y es cierto que todo el mundo critica esta imposición, pero ahora veamos cuántos hombres se disgustan al ver a una modelo.


     En mi opinión, esta chica a la que atribuiriamos rápidamente sobrepeso, es muy atractiva, sexy. Pero muy pocos hombres coincidirían con mi opinión. Y si lo hacen, añaden un comentario como "sin sujetador se le caerían mucho". La piel es blanda, hermosa, sana y arrugable, señores y señoras.


     El resto, pondría rápidamente mala cara si se encontrasen a esta chica gorda en su habitación. - Y ahora diréis que yo misma, en mi crítica hacia la delgadez, la he menospreciado con ese calificativo ofensivo, pero no. Es un hecho que esta gorda. Todos lo pensaríamos. Pero lo mismo que "delgadez" no va de la mano de "atractivo", "gordura" tampoco de "repugnancia". Tan incoherente como la persona de color que se ofende porque le llamen negro. - Algunos tendrían la decencia de fijarse en la cara de ángel de esta mujer, y a pesar de rechazarla por su físico, la alabarían por sus rasgos faciales. Otros, directamente diría algo como "joder, que asco" o "tienes las tetas por el ombligo". A la pregunta de "¿Te parece atractiva?"; muchos se resignarian a la respuesta negativa, sin adiciones ofensivos. Pero que no lo digan no significa que no lo piensen.
Ahora pasemos al otro extremo.


"-¿Y esta, te parece atractiva?
-Bastante menos."


     Esta fue la primera respuesta que recibí al preguntar por la preferencia de físicos. "Es un puto palillo esquelético"; "da asco"; "parece un fantasma"; "me da grima"; "se va a romper"; "es muy delgada"; o "es anoréxica, no tiene expresión en la cara" la precedieron. A primera vista no gusta, mayoritariamente. Exceso de faltas, quizás. Pero esta mujer puede estar perfectamente sana, solamente que llevando una dieta extrema. ¿O no?


     Pues efectivamente no. Saludable seria si presentase símbolos de robustidad, músculo. Ser puede ser muy delgada y estar musculosa. Pero esta mujer presenta desnutrición. Antes de ese desfile, la anónima talla 32, si llega, que os presentó, ha estado dos días sin comer, y uno sin beber. Todo ello para poder salir a desfilar mientras un montón de ojos buscan el momento de su caída, para hundirla para siempre. Y ella sabe que su cuerpo no es sano. Sabe que su vida no es sana. Pero no ha llegado hasta donde está, no ha estado días sin comer, sin beber, no ha renunciado a cosas que no todo el mundo seriamos capaces, para tirar la toalla ahora, para caerse y dejarse hundir. Porque esa chica, es una persona interiormente muy fuerte, que ha encontrado una manera de seguir adelante en esta carretera pedregosa que es la vida, a pesar de las condiciones.


     Los opuestos, los extremos, nos hacen pensar y plantearnos las elecciones. Por eso, mi curiosidad me hizo cuestionarme cual de los dos físicos resulta mas atractivo, menos repugnante. Muchos se abstendrían, otros buscarían un termino medio, y otros, valientes, se lanzan a la elección. "Sin duda, la primera. Que haya donde coger"; "así en invierno no paso frío".
"La delgada, sin duda"; "la otra me da asco".

     Los extremos también son elegidos, pero no por la mayoría. No vengo a defender la obesidad, ni mucho menos. Yo también juzgo por los ojos. Vengo a exponer este problema social, y como vosotros, yo doy mi opinión. Está claro que a los hombres, en lineas generales, no les atrae esa delgadez extrema que hoy en día las féminas ansían. Pero hay algo que tenemos que tener claro: si se decide adelgazar, o engordar, tiene que ser por conseguir un bienestar propio, nunca por agradar a los demás.


Pero que voy a decir yo, si todas las que criticamos estas modas somos gordas, ¿no?.
Me enamoré de ti sin avisar,
sin avisarme.

Y con cada mirada,
me sentía más dentro de ti.
Dentro, tan dentro,
que se convirtió en un laberinto.

Y salté por todos tus precipicios,
respetando cada golpe que me dabas
y dándome yo alguno nuevo.

Porque nunca pensé que esto seria así.
Que los "te quiero" fueran tan abundanmtes
que desbordarian por el barranco de mis labios,
Ocultándose en cada grieta,
de esas que esculpias al morderme.

Recorrias mis costillas con tus manos,
y como si fuerse un piano
me tocabas,
provocando gemidos en re mayor,
enredando tus dedos en los líos de mis ideas,
tirando y apretando el de la garganta.
Hasta dejarme sin palabras.
Hasta agotar cada ápice de independecia
que corria por mis venas. 

Me enamoré sin darme cuenta,
sin a penas saberlo.
Aprendiendo lo que significa un "para siempre"
Descubriendo cómo mata el amor.