Hoy al despertar
entre las caricias de mis sábanas
el aire sabía diferente.
Entraba por las fosas más claro,
limpio,
puro.
Como si tuviera más ganas
de ayudarme a vivir.
Hoy,
el café dejó su toque amargo habitual
por un toque de felicidad
que incluso afectaba al aroma.
Hoy
las palabras sonaban mejor,
con una melodía inaudible
que hacia vibrar el ambiente.
El agua de la ducha incluso,
caía con más dulzura.
Y el sol,
brillaba con más fuerza.
Hoy,
mi forma de verte
ha sido
diferente.
Ha sido
exactamente
como no quería que fuera.
He llegado a la conclusión de que mi inspiración eres tú.
Hazme el amor
aunque no sepas cómo.
Disparemos nuestras armas
de fuego
y hielo
en nuestra guerra personal
de besos,
mordiscos y,
por qué no,
caricias.
Hagámonos gritar en silencio
y llorar
entre carcajadas.
Quiero que tus manos se deslicen
por mi cintura,
y tus ojos,
por la cascada de los míos.
Y que tus palabras sean una polea
que eleven mis comisuras.
Podría desear que todo fuera perfecto.
Pero no lo hago.
No lo hago porque me encanta
que no seas capaz de decirme
que me quieres.
Quizás porque decirlo en voz alta
sería aceptarlo;
o quizás porque realmente,
no lo sientas.
Y de entre esas dos opciones
me quedo con tus besos.
Porque
cuando tu lengua pelea con la mía,
cuando nuestras bocas se rugen,
cuando nuestros ojos se derriten
y
cuando nuestras sonrisas se hacen cómplices;
el mundo deja de ser tan importante
y
lo realmente grande
somos nosotros.
aunque no sepas cómo.
Disparemos nuestras armas
de fuego
y hielo
en nuestra guerra personal
de besos,
mordiscos y,
por qué no,
caricias.
Hagámonos gritar en silencio
y llorar
entre carcajadas.
Quiero que tus manos se deslicen
por mi cintura,
y tus ojos,
por la cascada de los míos.
Y que tus palabras sean una polea
que eleven mis comisuras.
Podría desear que todo fuera perfecto.
Pero no lo hago.
No lo hago porque me encanta
que no seas capaz de decirme
que me quieres.
Quizás porque decirlo en voz alta
sería aceptarlo;
o quizás porque realmente,
no lo sientas.
Y de entre esas dos opciones
me quedo con tus besos.
Porque
cuando tu lengua pelea con la mía,
cuando nuestras bocas se rugen,
cuando nuestros ojos se derriten
y
cuando nuestras sonrisas se hacen cómplices;
el mundo deja de ser tan importante
y
lo realmente grande
somos nosotros.
Vale por una carta de amor y un beso en la mejilla.
Y con el alma desnuda y apuñalada por un filo invisible te confieso que quiero huir.
Huir como una cobarde, pero huir.
Tan lejos que no pueda volver jamás a recordar cuando intenté destruirme y casi lo consigo.
Tan lejos que nunca parezca suficiente.
Quiero huir de ti, de él, y de ellos.
De las mentiras piadosas y no tan. De las lágrimas, las tardes sentada en el frío de los azulejos, intentando ser alguien que no quiero ser.
O quizás mejor, intentando no ser quien era.
Y quien, en ocasiones, soy.
Quiero irme tan lejos que nadie pueda seguir mis huellas, que se me olvide de donde vengo y a donde voy.
Empezar de cero.
Recrearme, o al menos, intentarlo.
Huir como una cobarde, pero huir.
Tan lejos que no pueda volver jamás a recordar cuando intenté destruirme y casi lo consigo.
Tan lejos que nunca parezca suficiente.
Quiero huir de ti, de él, y de ellos.
De las mentiras piadosas y no tan. De las lágrimas, las tardes sentada en el frío de los azulejos, intentando ser alguien que no quiero ser.
O quizás mejor, intentando no ser quien era.
Y quien, en ocasiones, soy.
Quiero irme tan lejos que nadie pueda seguir mis huellas, que se me olvide de donde vengo y a donde voy.
Empezar de cero.
Recrearme, o al menos, intentarlo.
Miedo.
Al final todo se reduce a eso.
El odio,
la ira,
la rabia,
Todo es miedo.
Miedo a que una persona te haga daño
o a perderla.
Miedo a hundirte a cada paso.
A la soledad.
O a la multitud.
A la muerte propia,
o ajena.
Y todo ese odio que enfocamos en el prójimo...
Lo creamos como un cuchillo apuntando al propio corazón,
Apretando al mismo compás
que el nudo de la garganta.
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