Ese beso me dejó sin aliento, como todos los que me daba. Eran únicos, auténticos. Como él. Luego me abrazo y me levantó unos palmos del suelo. Parecía que volaba entre sus brazos. No recordaba un momento mejor. Bueno, todos los que pasaba junto a él eran alucinantes. No podía permitir que terminara. Si él se iba, yo me hundía.
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