Puedo escribir las palabras más hermosas para describir tu cuerpo.

Puedo decir, 
por ejemplo,
que tu piel es suave como la miel;
y tus manos frías
como hielo.

Tus dedos traviesos,
con complejo de duende;
y que tu espalda le hace sombra
al Everest.

Puedo apuntar maneras para corroborar
que los hoyos de tus clavículas
son la entrada al centro de la tierra;
y tus labios,
tan rojos como la fresa,
mullidos,
deliciosos.

Tu rostro marcado y tu mentón fino,
tu sonrisa,  que eclipsa a la luna... 

Puedo escribir las palabras más hermosas para describir tu cuerpo.

Pero al llegar a tus ojos
no sé que decir.

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