Miro el reloj
y me doy cuenta de que el tiempo
corre en nuestra contra;
que la cuenta atrás ya ha comenzado.
Que los besos que nos quedan
ya están contados.
Al igual que las miradas,
las caricias,
y las veces
que nos perdamos entre las sábanas
haciéndonos
y creando
el amor.
Porque eso es lo que hacemos.
Cogemos algo de la nada
y lo hacemos nuestro.
Y así es como podemos hablar
de nuestra historia,
que aunque se acabe,
nunca caerá en el final del olvido.
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