Y con el alma desnuda y apuñalada por un filo invisible te confieso que quiero huir.
Huir como una cobarde, pero huir.
Tan lejos que no pueda volver jamás a recordar cuando intenté destruirme y casi lo consigo.
Tan lejos que nunca parezca suficiente.
Quiero huir de ti, de él, y de ellos.
De las mentiras piadosas y no tan. De las lágrimas, las tardes sentada en el frío de los azulejos, intentando ser alguien que no quiero ser.
O quizás mejor, intentando no ser quien era.
Y quien, en ocasiones, soy.
Quiero irme tan lejos que nadie pueda seguir mis huellas, que se me olvide de donde vengo y a donde voy.
Empezar de cero.
Recrearme, o al menos, intentarlo.
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