Siempre he pensado que yo era la fuerte
en esto del amor;
el muro que aguantaba firme contra viento y marea; que tenia el corazón duro como piedra.
Pero parece que se me da mejor
mentirme a mi misma
que al resto.
Y creí ser inamovible cuando realmente
luchaba contra una bola de demolición.
Ya sabes eso que dicen de que no sabes
lo que tienes
hasta que lo pierdes.
Y yo, me he perdido.
Me he perdido tantas veces en tus ojos
que ya ni siquiera busco el camino para salir
y seguir adelante.
Porque prefiero vivir pérdida,
que perderme sin ti.
Como cuando bailabas sobre mi corazón,
yacinte en el suelo,
pisandole una y otra vez
sin importarte el subrayado de sal de mis ojos.
Porque parece que la única que siente
el dolor que nos producimos,
soy yo.
Nos acariciamos con uñas,
como cuchillos,
hiriendonos con cada contoneo.
Y cada vez que te pones mis piernas de collar
y me olvido de ser completamente yo...
Luego se me olvida volver a serlo.
Y es que por muchas noches que pasen,
nunca serán suficientes
para que deje de llamarte en silencio.
En el mismo silencio,
en el que dormías tú conmigo.
Así que disfruta,
matame los pulmones porque ya no queda aire
que refresque mi existencia.
Porque cada volante de mi falda tiene conexión directa
con cada agujero de tu cinturón.
Y no lo quiero de otra manera,
porque de veras,
que solo te quiero aquí conmigo.
Que juegues con mi ombligo,
y hacerte la persona más feliz del mundo.
Aunque eso,
me convierta a mi,
en la más triste.
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