Qué fría.

Hasta el día en que dejaste de decirme "te quiero" al despedirte. 
Ese día se acabó
y lo sabía. 
Pero aceptarlo era duro y me mentía. 
Discutía conmigo mismo para no aceptar esa realidad tan dura. 
Tan puta como las de las esquinas, 
o más. 
Tan real que se me iba la vida
te me ibas tú. 
Que fría.

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