Ya no se si es el tiempo el que corre en mi contra
o soy yo la que se ha equivocado de sentido.
Pero no me importa demasiado.
Ya no llueve,
ni tampoco retumban los truenos.
Y joder que hermoso era estar mojada,
empapada hasta los huesos y oír el estruendo de los relámpagos en el cielo.
Pero mira ahora,
los prados llenos de margaritas
y el sol riéndose de nosotros ahí arriba.
Ya no estoy mojada,
porque el calor de la mañana ha evaporado el agua.
Ya ni me acordaba de lo que era estar seca.
Y me gusta.
Me encanta poder correr en el campo,
mientras mis pies se hacen cosquillas con la hierba,
en vez de saltar entre charcos.
Porque por muy necesaria que haya sido la lluvia,
yo ya he tenido suficiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario