Un koala perdido en Australia.

No soy adivina,
ni practico brujería
aunque adivine nuestro futuro.
No necesito una bola
de cristal,
para saber, que como siempre,
como todos,
acabarás enamorándote de lo que crees que soy:
sencilla, con carácter.
Antipática y mercader
de sentimientos.
Tan fría como el viento,
y tan ardiente,
como un beso nuestro en el Sahara.

Pero lo que no sabes, es que no me conoces.
Solo hay una exclusiva persona que 
me ha visto tutear a la felicidad;
Reír porque realmente, no había lágrimas.
Soñar, sin estar dormida
Y morir, estando viva.

Y por muchas cosas que pasen,
Muchos trenes que me empeñe en coger,
Todos los kilómetros del mundo,
O todo el daño que nos hayamos hecho,
siempre va a ser la única persona,
de la que yo,
mi yo de verdad, el hecho polvo,
va a poder enamorarse.

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