Un soplo de aire fresco cuando pasas. 
Las perlas de tu boca lucen bajo el día soleado, 
pero brillan aún más si son vistas por el agua de mis ojos, 
que te sonroja. 

Sonrío
porque frente a tu inmensa presencia 
no puedo hacer otra cosa. Me acerco y cojo tus manos. 
Como rosas espinadas, 
con olor hermoso y dolor profundo. 
Te siento tan cerca que duele
tan lejos que muero. 
Tu cintura es una montaña rusa extrema, 
no me importaría matarme en esas curvas. 
Aunque contigo no puedo estar muerto
porque sin ti no vivo.

Qué fría.

Hasta el día en que dejaste de decirme "te quiero" al despedirte. 
Ese día se acabó
y lo sabía. 
Pero aceptarlo era duro y me mentía. 
Discutía conmigo mismo para no aceptar esa realidad tan dura. 
Tan puta como las de las esquinas, 
o más. 
Tan real que se me iba la vida
te me ibas tú. 
Que fría.

Cartas a una huésped.


Con hermosas y llamativas luces me atrevo a comparar a aquellas que el corazón de un artista por desgracia o suerte ocupan. Sin lugar a duda, ninguna sensación pesa tanto en el pecho de estos como la amarga y ácida verdad de saber que jamás para ellas existiremos. Si que es verdad que nos apreciarán con mucha admiración. También lo es que tendrán nuestra amistad como joya, ya que nada salvo amor ofrecer podemos.

De personalidad tan natural es el artista, que pocas veces le tomarán en serio; Se reirán, le admirarán, pero en pocas ocasiones verán sus sentimientos como ciertos. Solamente al filo del horror y de la locura creerán en tan espesa y obsesiva emoción, solamente creerán semejantes palabras de amor el día que la rabia consuma nuestras mágicas cualidades hasta el punto de corromperlas de la forma mas oscura, de la forma mas cruel.

Con hermosas y llamativas luces me atrevo a comparar a aquellas bellas bailarinas de aspecto sencillo y de purificadora alma que el corazón de un artista se atreven a visitar. Estas disuelven cualquier herida con tan solo reír, hacen mas real nuestro mundo, dan vida de nuevo a todas las rosas que en nuestro jardín poco a poco perecen.

De personalidad tan extraña es el artista, que pocas veces le tomarán por cuerdo; Se reirán, le apreciarán, pero en pocas ocasiones percibirán sus sentimientos como reales. Solamente lo verán como cierto en el momento que el desgarro venza el pulso a la razón, el día que nuestro mundo, de amor se pudra. El día que nos acuchillemos el pecho y os entreguemos nuestro corazón de forma literal.

" Bella criatura que en mi corazón vive,
soy una vela que se apaga;
tu una hermosa y llamativa estrella,
en mis relatos mi doncella.

Eres mi calor y a la vez eres mi frío,
eres mi tempestad, eres mi calma,
en la que pongo mi corazón,
a la que regalo el alma. "

Alejandro Revuelta.