"Rompí a llorar".
Me encanta esa expresión.

No se dice "rompí a caminar" o "rompí a comer",
rompes a llorar o a reír. 

Porque pensándolo, creo que vale la pena hacerse añicos por esos sentimientos.

14.


Te debo tanto 
que no podría pagártelo ni con la vida.



Ya la echarás de menos.

Ya la echarás de menos 
cuando la busques entre tus brazos y no la encuentres. 
O cuando te gires en la cama para darla los buenos días 
y solo haya un revoltijo de sábanas 
impregnadas de su olor. 

Ya la echarás de menos 
cuando tu mano no tenga a qué aferrarse cuando pasees por la calle, o cuando no sepas que hacer con las horas que matabais queriéndoos. Cuando tus besos no tengan dueño, 
y se pierdan entre el olvido. 
Cuando te sientas tan solo que se te encoja el corazón 
o que las lágrimas recorran tus mejillas. 

Ya la echarás de menos 
cuando no notes su calor
cuando ya no oigas su risa. 
O cuando ya no puedas quedarte mirando sus ojos.

Ya, ç
ya habrá tiempo para echarla de menos.

Sueña.

Se asomó entre los matorrales, con su sonrisa de medio lado. Me miró con sus ojos brillando bajo la luna y me ofreció su mano para volar hasta el infinito. Cruzamos las estrellas y ganamos al astro rey. Visitamos mundos inimaginables. Nos dimos los besos más sabrosos y pasamos las noches más apasionadas. Un millón de miradas cómplices que se sonreían. Con las manos entrelazadas, caminábamos sobre el agua. Volábamos. Cada vez más alto.

Hasta que de pronto, desperté en la soledad que ofrecía mi cama vacía.

La octava maravilla.

Y entonces apareció, como un ángel
alumbrando la oscuridad. 
Sin dejar nada turbio aclaro los retales, 
y se situó al frente, 
llenándonos a todos de esa paz que tanto ansiábamos. 

Mucho tiempo luchando
quizás demasiado. 
Pero al fin, 
lo habíamos conseguido. 

Estábamos ahí, 
enfrente de lo soñado
Y esa sensación de bienestar y satisfacción 
no nos la podía arrebatar nadie.