La octava maravilla.

Y entonces apareció, como un ángel
alumbrando la oscuridad. 
Sin dejar nada turbio aclaro los retales, 
y se situó al frente, 
llenándonos a todos de esa paz que tanto ansiábamos. 

Mucho tiempo luchando
quizás demasiado. 
Pero al fin, 
lo habíamos conseguido. 

Estábamos ahí, 
enfrente de lo soñado
Y esa sensación de bienestar y satisfacción 
no nos la podía arrebatar nadie.

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