Y entonces apareció, como un ángel,
alumbrando la oscuridad.
Sin dejar nada turbio aclaro los retales,
y se situó al frente,
llenándonos a todos de esa paz que tanto ansiábamos.
Mucho tiempo luchando,
quizás demasiado.
Pero al fin,
lo habíamos conseguido.
Estábamos ahí,
enfrente de lo soñado.
Y esa sensación de bienestar y satisfacción
no nos la podía arrebatar nadie.
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