No mereces la pena

¿Para qué hacer la cama si a la noche siguiente la vas a deshacer con alguna chica nueva? 

Esa cama, 
que ha sido testigo de cuantas veces me has engañado, 
y de cuantas veces yo te perdonaba. 

Esa cama, 
que ha recogido mis lágrimas y tus sonrisas, 
mis gritos ahogados y tus mentiras. 

Esa cama,
donde,
en cada pliegue de las sábanas 
podría encontrar un nombre nuevo, 
de alguna chica a la que hiciste feliz una noche. 

Esa cama,
en la que después de una lucha sinsentido
es hora de abandonar, 
de tirar la toalla. 

Pero no he perdido, 
porque me he dado cuenta 
de que no
mereces
la pena.

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